domenica 5 marzo 2006

Primer Encuentro Internacional de los Bergamascos en el Mundo - 2003

Realizado del 20 al 25 de Mayo de 2003 en la Provincia de Bérgamo
Lombardía – Italia

Noticias tomadas de “L’Eco di Bergamo” del día Domingo 25 de Mayo de 2003
  • El Ente Bergamaschi nel Mondo

    Los Círculos de los Bergamascos en el mundo

    Durante un día redescubriendo las propias raíces

    El reconocimiento de la provincia a sus emigrantes: la entrega del Premio “Ulisse”

    El encuentro con el Santo Padre en Roma

    Bettoni: “Nos reencontraremos cada dos años”



    El Ente Bergamaschi nel Mondo

Emigrantes, embajadores de una historia.
Massimo Fabretti: el sentido de pertenencia a la propia tierra es el valor más auténtico.

El Ente Bergamaschi nel Mondo, fundado en 1969, es como un gran relato, constituido por muchísimas singulares historias diferentes entre ellas. Un relato hecho de personas, ambientes, y situaciones diferentes entre ellas que lo hacen espejo de una única gran realidad, cual es la emigración bergamasca.
El objetivo principal del ente Bergamaschi nel Mondo es puramente organizativo, desde su constitución, su esfuerzo ha sido el de poner siempre al centro de todo el valor de la persona, específicamente, el emigrante, con sus sufrimientos, sus esperanzas, sus gozos y su dignidad.
A Massimo Fabretti, director del Ente Bergamaschi nel Mondo, le pedimos contar esta gran historia.
La dignidad con la cual los emigrantes han siempre vivido su condición, seguramente se ha debido enfrentar con muchísimas dificultades. Estas personas han debido apoyarse sobre una fuerte colaboración entre ellas.
“Ciertamente para muchos ha sido así. La fe profunda que ha caracterizado cada uno de nuestros emigrantes ha sido la fuerza interior que ha permitido superar las dificultades. Hoy salvaguardando estos valores, el Ente Bergamaschi nel Mondo se ha transformado en una realidad capaz de hacerse intérprete de más de 50 mil personas, esparcidas en 105 países de los cinco continentes del mundo. Bastaría encontrar a estas personas, aquellos que llegaron a Bérgamo, para el primer encuentro internacional de los Bergamascos en el mundo, para entender cuán profundo, auténtico y verdadero sea el sentido de pertenencia a la propia tierra, a las propias tradiciones y a la propia cultura. Y cuánto este sentido de pertenencia no sea jamás venido a menos”.
Hoy el Ente tiene por lo tanto un rol catalizador.
“Este primer encuentro ha sido organizado por la Provincia de Bérgamo por voluntad, en particular, del Presidente Bettoni, hijo de emigrantes. Una iniciativa en la cual hemos colaborado con gran alegría por consentir a nuestros coterráneos residentes en el extranjero reforzar el vínculo con su tierra de origen”
Una tierra que ha siempre dejado la señal en cada emigrante, que ha representado la verdadera carta de identidad.
“Esta tierra es el alma de su modo de ser. El apego a los propios orígenes ha permitido salvaguardar un estilo de vida que continúa a fundarse sobre un patrimonio cultural celosamente custodiado en los años. Cuando vamos a visitar las familias de nuestros emigrantes, descubrimos que frecuentemente hablan mal el italiano, pero bien el bergamasco.”
Este regreso por lo tanto es un retorno a los propios orígenes, a las propias raíces.
“Este primer encuentro representa para nosotros un gesto de amor de una comunidad hacia sus hijos lejanos. Hijos que a menudo tienen necesidad de una ayuda concreta, como sucedió el año pasado para los emigrantes regresados desde la Argentina, un país golpeado por una gravísima crisis económica. En aquella ocasión se trataba de encontrar trabajo a personas que estaban en situaciones difíciles y aquella carrera de solidaridad fue ganada. Todos nos ayudaron, a partir del ministro de los Italianos en el mundo, Mirko Tremaglia; ha sido la demostración de cuanto actual y sentido fuese el tema de la emigración para nuestra comunidad”
Ud. con estos “hijos” está constantemente en contacto.
“Para nosotros son como hermanos, y con ellos estamos en perenne contacto gracias al óptimo trabajo desarrollado por los círculos bergamascos que hemos constituido en todo el mundo, desde Europa a América Latina, hasta Australia. Un resultado que ha sido obtenido gracias a la determinación de los presidentes de los comités y de los correspondientes asociados.”
Se puede decir que estos círculos son un punto de referencia para quién tenía miedo de haberse ya perdido.
“Han desarrollado una función esencial, así como ha sido y continuará siendo para los misioneros bergamascos que para los emigrantes son un insustituible punto de referencia. El sentido de la reunión, la capacidad de compartir y sobre todo la capacidad de poner en juego una solidaridad concreta, son las banderas che flamean sobre cada círculo de los bergamascos”.
En el mundo tantos puntos de referencia, y en tierra bergamasca una cabina de dirección que orquesta cada iniciativa.
“Se trata de una óptima escuadra, bien amalgamada, que en estos años ha sido guiada por el presidente Santo Locatelli, y por Giuseppe Antonio Banfi, Carlo Personeni, Angelo Pagliarin, y por Giovanni Citaristi, un amigo recientemente desaparecido. Sin olvidar después Giovanni Capelli, Franco Frigeri, Oreste Fratus y Mauro Piccinini. Todos intensamente vinculados por un ideal común y por objetivos bien precisos”.
Objetivos que cambian según el lugar y las personas a las cuales son dirigidos.
“Tenemos delante de nosotros una dimensión nueva que debemos saber afrontar e interpretar: aquella representada por la segunda y tercera generación. Un esfuerzo que debemos cumplir para que sea evitada la dispersión de aquel patrimonio dejado por la primera generación. Desde los grandes personajes como Assunto Benzoni, muerto en la tragedia de Marcinelle, el ocho de agosto de 1956, u otros amigos como, tres nombres para todos, Giuseppe Pesenti, Gianni Valaguzza y Gino Facchinetti”
Es claro entonces que estarán presentes también estas nuevas generaciones en el encuentro internacional.
“Estarán ciertamente presentes justamente para que esté claro el sentido de la historia de la emigración, que camina sobre las piernas de los hombres haciéndose portadora de los ideales de siempre.
Ideales que obviamente se deben confrontar con el momento histórico en el cual se vive.
Este encuentro representa en efecto una página inolvidable en la historia de la tierra bergamasca. Es el triunfo de la vida, de la relación entre las personas, entre los emigrantes de ayer, y los emigrantes de hoy. Para ser capaces todos juntos de construir la sociedad del hombre, transformando cada uno en un instrumento del bien común.”
La cita que se está viviendo en estos días representa ciertamente una página de historia, pero pensamos que inevitablemente cree en las personas que en el participan, también muchas expectativas para el futuro.
“En realidad este primer encuentro quiere ser una meta, pero también un nuevo punto de partida porque, desde el 26 de mayo, nuestros emigrantes volverán a sus casas y a sus familias más conscientes respecto a una gran responsabilidad que les pertenece: aquella de ser embajadores de una historia, de una tierra que no han jamás olvidado.”


Los Círculos de los Bergamascos en el Mundo



Durante un día redescubriendo las propias raíces

Siete grupos desde Città Alta al Cornello dei Tasso, desde Casera di Vilmaggiore al Lago d’Iseo

Uno de los días estuvo enteramente dedicado al territorio bergamasco y a sus tradiciones. Un viaje para redescubrir las propias raíces culturales y algunas realidades estrechamente vinculadas. Protagonistas de este tour fueron los siete grupos de emigrantes que de regreso en Italia en ocasión del primer encuentro internacional recorrieron un itinerario bajo la enseña de la belleza histórica y de los sabores de la tierra bergamasca.

Etapas de este redescubrimiento fueron en efecto la bellísima Ciudad Alta, la Rotonda de San Tomè en Almenno San Bartolomeo, la fracción de Cornello dei Tasso, el pueblo de Clusone y el Casino de San Pellegrino Terme, junto a metas del gusto cuales el agriturismo Ferdy a Lenna, la empresa agrícola Lurani en Almenno San Salvatore y la Casera de Vilmaggiore.
En el tour no faltaron tampoco citas inherentes al tema del trabajo, con la visita al museo del carpintero, en Almenno San Bartolomeo, y a la mina Valle di Scalve.
Otros grupos recorrieron también un itinerario similar pero con una etapa más: Montisola, la pequeña perla del Lago d’Iseo.


El reconocimiento de la Provincia a sus emigrantes en la entrega del “Premio Ulisse”

Entre los premiados: sacerdotes, monjas y laicos que llevaron ayuda a tierras lejanas

El sábado 24 de Mayo de 2003 a la tarde se respiraba un aire internacional en el auditórium del Seminario del Obispado en Città Alta.
Con la presencia de setecientos bergamascos emigrados al extranjero, entre una frase en lengua extranjera y una expresión en bergamasco, se produjo la entrega del “Premio Ulisse”, un reconocimiento que la Administración provincial confiere a las personalidades que han contribuido al crecimiento de la comunidad bergamasca, en el territorio y en el mundo. En su tercera edición, el evento se entrelazó con el primer encuentro internacional de nuestros conciudadanos residentes en el extrajero. Así, el premio Ulisse fue otorgado a los emigrados, que, a través del compromiso y el trabajo, han dado honor a la provincia oróbica en todo el mundo.

En presencia de las autoridades, en señal de agradecimiento y reconocimiento el premio fue asignado a Edoardo Villa, uno de los mayores intérpretes de la escultura moderna africana, a Patricia Pesenti, presidente del Consejo de Estado del Cantón Ticino (Suiza), a los treinta presidentes de los Círculos Bergamaschi nel Mondo.

Han recibido el Premio Ulisse también algunos sacerdotes, hermanas y laicos misioneros, emigrantes “especiales” que han llevado ayuda y esperanza a tierras lejanas: monseñor Berto Nicoli, primer bergamasco enviado a la misión diocesana a Bolivia; monseñor Luigi Betelli, capellán de los emigrantes; don Giovanni Battista Bettoni, miembro del Consejo nacional de la Fundación Migrantes; don Egidio Todeschini, director del “Corriere degli italiani”; padre Pietro Premarini, misionero “comboniano” en Uganda; padre Marcantonio Pirovano, misionero en Costa de Marfil; sor Maria Goisis, misionera “canossiana” en Macao; sor Gesuina Lecchi, misionera en Cuba; Amneris Bezzi, voluntaria laica en la República Centroafricana.

“Repetiremos este encuentro internacional cada dos años – prometió Valerio Bettoni, presidente della Provincia -. Para que los conciudadanos emigrados sepan que su tierra de origen está siempre pronta a sostenerlos”. “El trabajo, la familia, el empeño social son valores que nos distinguen en todas partes”, agregó Tecla Rondi, asesora provincial de Cultura. En representación del obispo Roberto Amadei, intervino don Mario Carminati, delegado regional para la catequesis y la enseñanza religiosa: “Ustedes nos recuerdan que estamos todos en viaje: aunque permanecemos en casa, no debemos jamás cansarnos de caminar”.

La entrega del Premio Ulisse fue también ocasión para escuchar en vivo los emocionantes testimonios de los misioneros. También a costo de arriesgar la vida, los misioneros continúan dando testimonio de la palabra de Dios.

La entrega del premio Ulisse 2003 se concluyó en la noche de “Va pensiero”, entonada por todos los presentes junto al Coro Idica de Clusone.


El Encuentro con el Santo Padre en Roma

En Roma, desde 40 países, una numerosa delegación de los emigrantes para el encuentro con el Papa.
La bendición del Santo Padre.
Una etapa también en la “Casa de los Bergamascos”.
La visita al Quirinale.

Hay un extraño grupo de visita en Roma. Hablan todos la misma lengua, un italiano un poco particular... el bergamasco. Pero llegan cada uno de una parte distinta del mundo. Y si hoy se dirigen la palabra aspirando un poco las “s”, mañana volverán a expresarse en español, alemán, portugués, francés...

Frente a ellos, cerca del mediodía, con el aire fresco de la capital bajo el sol, está el Papa. Juan Pablo II bendice la delegación de la Provincia de Bérgamo, que está compuesta de unos setenta representantes de los bergamascos en el mundo.
La voz del Papa se atenúa, las palabras cada tanto tropiezan, el Santo Padre estornuda y la inmensa muchedumbre de fieles se vuelve poco a poco más atenta. Cada palabra, cada gesto, cada signo, está subrayado de aplausos, gritos, cantos. Y cuando cita Bérgamo los setenta emigrantes oróbicos se manifiestan eufóricos.

Pero ellos, los bergamascos hacen más: don Leone Lanza tiene un encuentro personal con el Santo Padre. “Pude hablar con el Papa”, admite cuando vuelve feliz, después de haber charlado por un par de minutos con Juan Pablo II. Don Leone guía la parroquia de Agno, cerca de Lugano (Suiza). Está emocionado.

Como él, el presidente de la Provincia Valerio Bettoni, que entregó al Pontífice un plato de plata con una medalla, y don Lucio Carminati, vicario episcopal, que comenta: “Nos ha escuchado, parecía mirarnos dentro con una mirada intensa. Un encuentro especial, especialísimo”.

Pero para todos los participantes en el viaje a Roma, toda la jornada suena especial. Tan especial que les hace hablar de su tierra de acción, mientras están redescubriendo Italia (y en los próximos días el territorio, las tradiciones, los usos y las costumbres oróbicas).
Sus primeros comentarios están todos y sólo dedicados a esta semana que los ve protagonistas de un retorno a casa.

Sólo flashes de existencias un poco estrábicas: la mente acá, el corazón allá. Más allá de los Alpes, más allá del Océano, incluso. Mientras tanto sin embargo corazón y mente se van llenando del esplendor romano.

En pleno centro, a dos pasos de Palacio Chigi y de Montecitorio, está la casa de los bergamascos donde tiene sede la Archiconfraternidad. Una etapa ahí es obligatoria. Para degustar un bocado en el buffet gentilmente organizado y para sentirse al centro de la atención de Lino Natale, presidente de la achiconfraternidad, y de Lino Bosio, líder por años de la Asociación. Una medalla fue asignada a todos los representantes de los 40 Países presentes.

Un saludo en nombre de Natale Forlani, presidente de “Italia Lavoro” (bergamasco también él), lo presenta Stefano Ciccardini. También dos parlamentarios, Giacomo Stucchi y Valerio Carrara, están allí para escuchar a Valerio Bettoni que resume el sentido de la iniciativa: “Hemos llevado nuestros emigrantes a un encuentro con el Papa y al Quirinale por que el Pontífice y Carlo Azeglio Ciampi son las dos figuras fuertes de referencia para todos ellos, en todo el globo terrestre”.

Medallas, atenciones y también una buena noticia: la iglesia de los bergamascos, que está justo ahí en la sede de la “Casa”, será pronto reestructurada gracias a los pedidos de via Tasso, que llegaron al subsecretario de la presidencia del Consejo de los ministros Gianni Letta, el cual ha asignado, a través de las rentas del ocho por mil, mil millones de las viejas liras. La pequeña iglesia que se remonta al siglo dieciséis, podrá así ser arreglada y embellecida todavía más y también para los 2500 bergamascos que residen en Roma. Mientras tanto ha sido objeto de la curiosidad de los emigrantes partidos desde Bérgamo temprano a la mañana.

Los cuales, poco después, con igual placer y maravilla visitaron el Quirinale donde el previsto encuentro con el presidente de la República no fue posible.
Un poco cansados, los representantes de las delegaciones de emigrantes pasearon a lo largo de las antiguas salas pontificias, sucesivamente reales y ahora presidenciales. Tapices, salones, arte y atmósferas de “grandeur” los relajaron sin embargo.
En el curso de la visita, en la espera del inquilino “doc” del Quirinale, los italianos-extranjeros comenzaron a hacer amistad entre ellos: la señora suiza y su nueva conocida brasileña confrontaban, sorprendiéndose recíprocamente con el tamaño y el número de los habitantes de San Pablo y de Lucerna. Y a propósito de Lucerna, Giulio Rossi quiso agradecer en modo particular al líder de via Tasso, que en dos años ha organizado este regreso a la grande. Una apuesta que se juega no sólo en estos días sino en las semanas, los meses y en los años a venir.


Bettoni: “Nos reencontraremos cada dos años”

Una pacífica invasión. El sábado 24 de Mayo de 2003 el patio interno del Palacio de la Provincia de Bérgamo a duras penas pudo contener a los setecientos emigrantes bergamascos de todos los continentes que se reunieron para las celebraciones del cierre de “Noter Bergamasch”, el primer encuentro internacional de los bergamascos en el mundo.
En via Tasso, para saludar los conciudadanos que viven en el extranjero estaban el ministro para los italianos en el mundo Mirko Tremaglia, el presidente de la Provincia Valerio Bettoni con la Junta provincial al completo, el presidente del Ente Bergamaschi en el mundo Santo Locatelli con el director Massimo Fabretti, y don Mario Carminati, delegado del Obispo.

Después de la exhibición de la “Fanfara città dei Mille” que ejecutó, entre otros, el himno de Mameli, Bettoni recordó que “la finalidad del encuentro internacional, que también llevó ante el Papa una delegación de representantes de bergamascos en el mundo, ha sido antes que nada de dar la ocasión a estos hijos, nietos y bisnietos de nuestros conciudadanos emigrados de conocer Bérgamo. Prácticamente no hay pueblo, no hay familia en nuestros valles que no haya tenido un pariente emigrado: nosotros tenemos una gran deuda con ellos, porque han dado lustre a la Patria y a nuestra comunidad y nos han permitido también con sus remesas construir una economia sólida.
El objetivo de la iniciativa de estos días, que será repetida cada dos años, es crear una ocasión de continuidad, un vínculo duradero con ellos”

Locatelli recordó posteriormente los grandes pasos que ha dado el ente por él presidido, “nacido 36 años atrás para colmar una laguna de las instituciones, y que ahora cuenta con casi treinta círculos y un periódico, con los cuales dialogamos con casi los 50.000 bergamascos emigrados.”

Don Carminati trajo en cambio el saludo del Obispo monseñor Amadei, agregando que “todos los emigrados deben recordar sus raíces y tenerlas vivas en su vida cotidiana: entre ellas está también la fe”.

El ministro Tremaglia por consiguiente recordó que “los emigrados han sembrado tanto en términos de civilización pero han debido soportar muchos sacrificios. Mi primera visita al exterior como ministro la hice a Marcinelle, en Bélgica, donde el 8 de agosto de 1956 murieron en una mina 136 italianos, que habían sido obligados a dejar su patria y que encontraron allá un fin tremendo. Desde entonces nos hemos redimido, pero no debemos olvidar hoy nuestro reciente pasado, cuando vemos desembarcar sobre nuestras costas carretas del mar llenas de desesperados. La acogida es un hecho de civilización. Ahora por vez primera, el 15 de junio, los italianos en el extranjero han sido llamados a ejercitar un derecho que antes no tenían, el de votar. Yo los invito a votar como quieran, pero a ejercitar este derecho suyo”.

Tremaglia después entregó a los delegados de los países presentes una medalla de plata y a Bettoni una medalla de parte del Ministerio para los Italianos en el mundo como agradecimiento por haber promovido la reunión internacional.

Y el Domingo 25 de Mayo desde las 9 a las 18:30 el palacio de la Provincia estuvo abierto a los bergamascos: en programa visitas guiadas, espectáculos, animación musical y exposiciones de autos de época.